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Ciencia

Prehistoria apasionante

Conversamos con el paleontólogo Richard Fariña

Conversamos con el paleontólogo Richard Fariña, coautor del libro “Historia reciente del poblamiento remoto. Los hallazgos del Arroyo del Vizcaíno, Sauce”.

09.10.2015 20:10

Lectura: 8'

2015-10-09T20:10:00-03:00
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Por Gerardo Carrasco
  gcarrasco@m.uy

El hallazgo paleontológico del Arroyo del Vizcaíno, en Sauce (Canelones), cuenta una historia de mamíferos gigantes ya desaparecidos, con el particular agregado de posible evidencia de presencia humana en el continente americano mucho más antigua de lo esperado.

En 1997, la enorme bajante de una laguna natural que se forma en dicha área permitió a unos productores rurales realizar los primeros y casuales hallazgos. Actualmente la investigación del lugar está a cargo de un equipo de paleontólogos de la Facultad de Ciencias.

La colección resultante cuenta con más de 1.000 fósiles de 30.000 años de antigüedad, restos de animales extintos entre los que se encuentran el tigre diente de sable Smilodon, los perezosos gigantes Lestodon, Glossotherium y Mylodon, el ungulado Toxodon y el mastodonte Stegomastodon, entre otros.

Sobre el hallazgo, el trabajo posterior y sus resultados, versa el libro Historia reciente del poblamiento remoto. Los hallazgos del Arroyo del Vizcaíno, Sauce, escrito por Richard Fariña y Agustín Courtoisie, y de reciente aparición.

"Los capítulos más paleontológicos están a mí cargo y él (Courtoisie) hizo una investigación periodística independiente y muy jugosa, entrevistando a las personas que protagonizaron el hallazgo, los trabajadores rurales, los alumnos del liceo, etc.", y registrando "todo lo que se movió por entonces en Sauce. Luego por cuestiones —algunas de ellas narradas en el libro— todo fue quedando un poco de lado hasta que en marzo de 2011 se pudieron retomar las excavaciones, catorce años más tarde del hallazgo", cuenta el paleontólogo Richard Fariñas en diálogo con Montevideo Portal.

Acá cerca y hace tiempo

"Ese hallazgo nos mete en una conversación muy grande sobre la antigüedad de la colonización humana de América, y lo que esto trae como consecuencia ante la posible influencia del impacto humano en la megafauna", explica el científico.

"Hasta hace diez mil años —un tiempo muy breve en lo que respecta a la paleontología— habitaba este territorio una fauna muy extraordinaria, con muchos mamíferos de más de una tonelada y raros, como el gliptodonte, o perezosos terrestres, emparentados con los de hoy, pero que en vez de tres o cuatro kilos, pesaban tres o cuatro toneladas. Obviamente, esos no se trepaban a los árboles", refiere.

Esa fauna prodigiosa se extinguió hace unos 10.000 años, y las causas de tal desaparición son objeto de estudio.

"Las fluctuaciones climáticas pueden haber sido causa de la extinción, pero hay que tener en cuenta que esa fauna sobrevivió a muchos cambios de ese tipo, así que el factor diferente es la presencia humana", detalla Fariñas. "Por ello, actualmente consideramos el impacto humana como le principal causa".

Así, los fósiles de Arroyo Vizcaíno, de unos 30.000 años de antigüedad, vendrían a dar por tierra con la "prehistoria oficial" de América, que estima que recién hace 10.000 años, el bípedo implume armó los petates y cruzo —ya sea por Bering, las Aleutianas, el Pacífico Sur o la Antártida— con rumbo este hacia un nuevo horizonte.

"Este hallazgo viene a aportar ambas cosas, porque hay evidencia de presencia humana, y lo más importante de esa evidencia consiste en marcas en los huesos", agrega el especialista.

"El yacimiento es espectacular en sí mismo; recolectamos más de mil fósiles y sin duda quedan miles más. Solamente descubrimos una parte pequeña, y no sabemos hasta dónde sigue por las barrancas laterales".

En semejante cantidad de material hay un puñado de piezas que son las "joyas de la corona", debido a la información que han permitido obtener.

"Hay algunos de esos huesos, digamos que unos cincuenta", que fueron sometidos a cuidadosos y variados análisis. Así se comprobó que "quince de ellos tienen marcas características de las herramientas humanas, diferentes de las dejadas por otros agentes, como dientes de carnívoros, el arrastre por el agua o el pisoteo de otro animales cuando los huesos todavía estaban expuestos, así que desde ese punto de vista hay evidencia de presencia humana y también de interacción con esos grandes animales, a los que los humanos procesaban para la alimentación", expresa.

"El hallazgo fue datado por varios laboratorios y con diferentes técnicas y los resultados son muy consistentes en señalar una antigüedad de unos 30.000 años. Eso aumenta mucho la antigüedad de la presencia humana en América".

Pese a ello, el relato oficial todavía no sale de sus trece.

"Hay otro hallazgos similares en Piauí (Brasil) y otro en el sur de Chile, que tiene una antigüedad parecida, y también son resistidos por la comunidad científica, porque —como siempre— cuando se proponen cambios importantes hay que sustanciarlos muy bien, aportar mucha evidencia. Este hallazgo viene a presentar una evidencia de gran calidad, porque en algunos casos los mismos huesos que fueron datados son los que muestran las marcas. La asociación no puede ser más estrecha, porque están la edad y la presencia humana en el mismo objeto", enfatiza.

Lo que vendrá

Pese a todo lo hallado e investigado en Arroyo Vizcaíno, mucho queda aún por hacer.

"En la ciencia nunca nada está terminado, o al menos mientras yo tenga vida no lo voy a dar por terminado", afirma Fariña entre risas.

"Hay que seguir excavando, pero la logística es complicada. A pesar de estar a 35 km de Montevideo, quince minutos del aeropuerto y al lado de una ciudad relativamente importante como es Sauce, y del apoyo de algunos productores rurales que son muy macanudos", enumera.

Pese a todas estas proximidades "al llegar al borde del yacimiento la logística se complica enormemente, porque el sedimento que contiene los fósiles es el fondo del arroyo. Hace unos años se abrió un curso secundario pero se colmata, se llena del sedimento que arrastra el propio arroyo, hay que revivirlo, represar y bombear el agua permanentemente porque está en un acuífero y el agua mana permanentemente. Uno recupera su niñez chapaleando en el barro", comenta.

"Entonces se requiere una logística importante y una financiación, porque no es cuestión de ir y echar mano a unos fósiles, se necesita un trabajo sumamente organizado, mucha gente, un campamento bien establecido... y que no llueva, porque si llueve nos tenemos que ir, y si la lluvia es mucha no hay represa que aguante. Trabajamos a cuatro metros por debajo del nivel del agua", recuerda.

Sé lo que hiciste el verano pasado

En cuanto al tamaño del yacimiento, no es posible determinarlo con exactitud, pero se estima que es mucho más grande que el área excavada hasta hoy.

"El verano pasado trabajamos con una retroexcavadora un poco más al norte, y el yacimiento seguía. Encontramos el mismo nivel fosilífero y aparecieron algunos fósiles".

Semejantes dimensiones auguran largos años de trabajo en la zona.

"Yo tengo 57 años y si la salud me lo permite, espero estar trabajando allí en los próximos 20", anuncia.

Museo y algo más

En un futuro no muy lejano, Fariña sueña con ver en Arroyo Vizcaíno un museo de sitio.

"Es una idea que hablamos con el anterior intendente, Marcos Carámbula, y él estuvo de acuerdo, pero todavía no se concretó. Pedimos audiencia con el nuevo intendente, quien se ve que todavía no ha podido encontrar tiempo para resolverlo, porque las intendencias tienen sus propias prioridades, pero yo confío en que en un plazo breve esto va a poder avanzar y que allí va a haber un museo que sea también un centro cultural para la gente local y de interés para todo el mundo. Un museo de la megafauna y su interacción con los humanos", sostiene.

Además, Fariña logró de parte de la Facultad de Ciencias la autorización "para crear allí un centro universitario, donde se pueda dar clase, investigar, hacer extensión". Esta aspiración no ha sido alcanzada de momento, "debido a las características de la política de descentralización de la Universidad de la República", debido a que el sitio del yacimiento "es un lugar que para cerca es lejos y para lejos es cerca: forma parte del área metropolitana de Montevideo".

Sin embargo, el investigador no se deja arredrar por estos contratiempos. "Son cosas que llevan su tiempo. Yo soy muy optimista, y baso mi optimismo en que insisto mucho", sentencia.

El libro forma parte de la colección Biblioteca Canaria, editado por la Comuna Canaria, y cuenta con reconstrucciones 3D de Mauro Muyano y fotografías de Martín Batallés y Gabriela Costoya.

Por Gerardo Carrasco
  gcarrasco@m.uy