Marcos Mundstock sobre la evolución de Les Luthiers y el humor

En entrevista con El Mundo, con motivo de una gira que Les Luthiers emprenderá por España, Mundstock habló sobre diversos temas, con el hilo conductor del humor y de la historia de este mítico y querido grupo. 

"A mí me gusta el humor por el ingenio, no necesito que sea muy intelectual. Entonces, me gusta el humor del tipo que sale y dice 'mirá lo que digo'. En cambio, no me gusta el tipo que dice 'mirá lo que me atrevo a decir' y se pone impertinente. Ese humor no me mueve un pelo, entre otras cosas porque soy calvo, todo el mundo lo sabe", comentó.

Además, destacó que una frontera del humor que no está interesado en abordar es aquel que se realiza "sobre el dolor ajeno".

A lo largo de la entrevista, Mundstock recalcó que el humor de Les Luthiers no está anclado a una actualidad en particular, ni a personajes específicos, lo que le permite vivir la evolución de ciertos gags. Así como reconoce que en ocasiones se encuentra con cuadros humorísticos que ya no lo convencen tanto, en otros momentos se topa con "gags que no valoraba mucho" y que ahora le gustan.

"Supongo que lo que cambian son los gustos. ¿Sabe qué nos ocurre mucho? Que vemos videos de los espectáculos viejos y los textos no nos parecen muy diferentes a los que podemos escribir ahora, pero en lo que es el oficio teatral hemos cambiado mucho. Éramos lentísimos, nos deteníamos en momentos en los que no pasaba nada. La gente nos quería igual, yo no sé por qué", comentó.

Sobre dedicar los gags a personas y situaciones reales, Mundstock lo entiende como una manera de "bajar la exigencia y la calidad".

"Es que es muy fácil: abro el periódico, leo de la FIFA y me invento algo. Lo difícil es no hacer chistes de la podredumbre. Las parodias que hemos hecho de los políticos han sido siempre en genérico", destacó.

"¿Ha visto el 'gag' de 'La comisión'? Es de los años de Menem, pero lo hemos reflotado. Para gran orgullo nuestro, no hemos tenido que cambiar una coma. E, incluso, hay un momento en el que un personaje dice 'no se puede cambiar la Historia' y los otros dos se miran con cara de 'bueno, bueno'. Pues ese gag es ahora cuando funciona como una explosión de carcajadas, porque el Gobierno Kirchner está obsesionado por la Historia", concluyó Marcos, y para finalizar contestó que no le encuentra ningún lado cómico a la presidenta Cristina Fernández: "Me irrita, más bien".