Contenido creado por Gerardo Carrasco
Ciencia

Adónde vas sin mí

El sufrimiento de los perros cuando los niños se van

Estudio comprueba que los perros sufren ansiedad y sentimiento de abandono cuando los niños de la casa se van a la escuela.

29.08.2014 17:37

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2014-08-29T17:37:00-03:00
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Para algunos niños, como el inolvidable Felipe, amigo de Mafalda, ir a la escuela puede resultar un tormento. Y según un relevamiento realizado por la Cummings School, de la Universidad de Medicina de Massachusetts, EEUU, los niños no serían los únicos en sentirse apenados por esa obligación: también sus perros sufren por eso.

Nick Dodman, científico de la mencionada institución, recopiló pacientemente datos acerca del comportamiento de miles de perros residentes en hogares con niños. El investigador comprobó que los canes sienten una profunda sensación de abandono, y que no son raros los casos en los que intentan huir.

Esta sensación, que según Dodman podría afectar a muchos de los 80 millones de perros que se estima viven el país, se exterioriza habitualmente mediante aullidos. En casos más extremos, los animales pueden dañar con sus uñas puertas, ventanas y cortinas, además de lagrimear y mostrarse desasosegados. El experto asegura que esta tristeza y sensación de abandono se produce aun cuando los perros estén acompañados por otros miembros de la familia.

Además, Dodman señala que muchos perros se niegan a comer hasta que su "niño amo" regresa de la escuela. En ese momento "se produce un saludo muy intenso y agitado, que puede durar varios minutos, en los que el animal enloquece de alegría, y solo después de eso ‘atacará' el plato de la comida", detalla en declaraciones citadas por MailOnline.

Durante su investigación, el profesional comprobó que, por lo general, los perros que más sufrían por la ausencia de los chicos también tenían fobia a los ruidos fuertes, y se mostraban muy asustados en días de tormenta.

Como solución, Dodman sugiere transformar el momento de la salida de los chicos a la escuela en un momento festivo, en el que el perro puede jugar con su juguete favorito y recibir alguna golosina. Sin embargo, en casos más extremos conviene consultar a un veterinario.

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